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Jaime

El Coronavirus desnuda la carencia ética del sector médico en Bolivia.



El rápido crecimiento de los casos de Coronavirus, ha generado un fenómeno sui generis en Bolivia, reflejado en videos de ciudadanos, en los cuales se pueden observar a personas que yacen en puertas de centros hospitalarios, sin recibir atención por parte del personal médico, el cual se limita a observarlos, presas del pánico, ante un posible caso de Coronavirus.

En el primer caso, las imágenes muestran el cuerpo inmóvil de una mujer siendo cargado por uno de sus hijos, mientras que el otro pide ingresar al centro hospitalario para que su madre reciba atención de emergencia, sin embargo, en ningún momento se observa a ningún medico prestando ayuda. Finalmente, se informó que la mujer había perdido la vida, sin recibir atención médica ni en su domicilio ni en el hospital San Juan de Dios.


El segundo video, muestra una mujer que, literalmente, ruega de rodillas y con llorando que se atienda a su padre, recibiendo una respuesta negativa por parte del personal del hospital San Juan de Dios, quien le pide que se lo lleve a otro centro.


El ultimo no es menos dramático y en este se ve el cuerpo inerte de una mujer en la entrada del Centro de Salud 10 de Octubre. Según la denuncia de los testigos, la mujer habría perdido el conocimiento y no recibió auxilio medico hasta 30 minutos después. Lo que sorprende es que se observa a varias personas al interior del establecimiento, pero no se evidencia una reacción inmediata ante la emergencia. Al finalizar el video se puede ver que, debido la presión de la multitud, el personal se moviliza para realizar su trabajo.


Seguramente, estos casos no serán los últimos, ya que los contagios de Coronavirus van en aumento y el sistema de salud parece haber colapsado. Tanto la población como las autoridades gubernamentales eran conscientes de las debilidades materiales del sistema de salud boliviano, sin embargo, nadie anticipaba la patética actitud de gran parte de los galenos en este escenario.


Es un hecho que no existe equipamiento e insumos suficientes para atender a todos los pacientes, pero al menos debe existir humanidad y ética profesional en el personal médico, que hace unos meses eran exaltados como “los ángeles de blanco” y gozaban del ferviente apoyo de la población en la lucha por sus “derechos laborales”. Ahora, esperar que cumplan su juramento hipocrático que reza “velar ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes”, parece pedirles demasiado. Esperemos que esta actitud no sea imitada por el personal de ase público, las y los comerciantes, el sector de transporte ni otros, que también se exponen cotidianamente al contagio, ya que esto nos llevaría al colapso total del país.


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