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Jaime

La ineptitud y corrupción al interior del Ministerio de Salud ponen en riesgo a la población.


A lo largo de la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus, el ministerio de salud lejos de brindar seguridad y asumir el protagonismo en la lucha contra este virus, ha sido un amplificador, mediocre y corrupto, de las medidas asumidas en otros países y continentes, con características y contextos diferentes al nuestro.

Desde un principio se cometieron muchos errores, que seguramente tuvieron y tendrán una repercusión negativa en la salud del pueblo. Al principio, aseguraban que el uso del barbijo era indispensable, pero que los barbijos artesanales o de confección nacional no servían, propiciando la especulación de los comerciantes de insumos médicos quienes, sin dudarlo, elevaron el precio hasta las nubes. Posteriormente se retractaron e instauraron la cuarentena sin brindar mayor información a la población.


Una vez que lograron mantener a la población aislada, los gobiernos locales tuvieron que improvisar medidas, de acuerdo al criterio particular de sus representantes. Entre estas iniciativas, destaco la orureña, que trascendió incluso internacionalmente por su aparente “éxito” y dio pie a que el gobierno pida imitar tal hazaña. Sin embargo, el silencio epidemiológico, no era más que una consecuencia de la insignificante cantidad de pruebas realizadas, sumadas al miedo de los enfermos a acudir a los centros de salud. Un caso similar fue el del departamento de Beni, que no tenia ni un solo contagiado por mucho tiempo, sin embargo, de un día al otro nos sorprendimos con un fallecido y varios infectados.


Ante este escenario, en el cual ya se podía advertir una escasez atroz de pruebas para la detección de COVID-19, el ministro de salud dio un paso al costado y al día siguiente ya se encontraba en todos los medios de comunicación, anticipando una escalada escandalosa en los contagios en el futuro inmediato. Inmediatamente asume el nuevo ministro e inmediatamente levanta muchas dudas acerca de su ética profesional e integridad personal, al revelarse que habría sido imputado y sentenciado por estafa en el pasado.

Pero la novela no termina ahí, ya que se revelaron serios vínculos personales del entorno familiar de Jeanine Añez con los dueños de las empresas que se adjudicaron la provisión de insumos y equipamiento médico para el ministerio de salud de Bolivia, lo cual no seria mas que una señal de lo que pasaría luego, ya que estas mismas empresas, con la colaboración del yerno de Añez, fueron los protagonistas del escándalo de los MAMBU RESPIRA, cuya compra había sido anunciada con pompa y sonaja como “la mayor compra de equipos médicos de Bolivia”, sin embargo, los bolivianos y bolivianas nos enteramos que dichos equipos no tienen la utilidad con la que los promocionaron y que existían equipos similares de producción nacional que costaban veinte veces menos.


Además de enterarnos que hemos sido estafados, ahora la OMS, indica que las famosas fumigaciones y desinfecciones, hasta ahora, realizadas de forma cotidiana serian mas riesgosas que beneficiosas y que el contagio por medio de objetos como pasamanos, perillas y ascensores no esta comprobado. Entonces, es natural que todas las medidas dictadas por el gobierno de Jeanine Añez sean cuestionadas por la población boliviana y se generen movilizaciones e inestabilidad social.




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