La publicación de la revista habla sobre el sorpresivo liderazgo de Añez en el país luego de la “huida de Evo Morales” sin embargo, la publicación no nombra, ni detalla los hechos y la crisis política/social que empujaron a dicho liderazgo, tampoco que este liderazgo se caracteriza por medidas de represión militar a la población civil.
Una publicación reciente la revista Forbes, incluye a Jeanine Añez como parte de las líderes en los países gobernados por mujeres en el mundo. Es nombrada junto a varias mandatarias como ejemplo en la administración pública con respecto al manejo y a la gestión de la crisis durante la pandemia del covid-19 en el mundo.
Por otro lado, la mínima mención hace referencia a “una serie de medidas” para combatir al COVID-19 que reflejan resultados ejemplares. La realidad, sin embargo evidencia que el país sufre de una alta ineficiencia e ineficacia a la hora de responder ante cualquier emergencia sanitaria; la administración Añez, se caracteriza por una inexistencia de políticas estratégicas que respondan a las necesidades primarias de los bolivianos en cuanto al sistema de salud y al acceso, por ejemplo, a pruebas rápidas que hasta la fecha no es un tema que se trate ni se comparte por parte de las autoridades bolivianas.
La revista Forbes habla de una avalancha de talentos femeninos que ahora toman el mando de países, en los cuales se incluye a Bolivia; sin embargo, no detallan y ni se interioriza en la figura “real” de una mujer que se muestra dócil y manejable por parte de quienes verdaderamente detentan el poder en Bolivia a raíz de un Golpe de Estado Cívico militar policial.
Bolivia enfrenta una de sus peores crisis sanitarias sin preparación, sin una gestión inteligente, sin una mirada integral hacia el contexto boliviano ni las medidas mínimas para responder a una crisis de semejante envergadura. De cualquier manera los medios hablan de un liderazgo femenino y empoderamiento acorde al discurso feminista de ocupación de espacios de poder para las mujeres. Dicho empoderamiento o dicho fenómeno no puede ser más contrario a los verdaderos intereses y motivaciones dentro del gobierno de facto representado por Añez, pero liderado por otros.
De este modo, Añez se convierte entonces en el rostro de la instrumentalización del feminismo para el favorecimiento de una élite patriarcal que una vez más ve a la mujer como el instrumento de asegurar el poder y no como el escenario para empoderar a poblaciones subalternas. Un ejemplo claro de esta instrumentalización es el rol protagónico del ministro de gobierno Arturo Murillo, caracterizado por sus ideas contrarias al feminismo y a las reivindicaciones de poblaciones minoritarias, quien es de todas, la autoridad que lidera las acciones de lucha contra la pandemia con un estricta y única estrategia militar de represión y detenciones ilegales permanentes.
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