top of page
JAO

“Yo estuve en la Asamblea Constituyente de 1825”

(Por Américo Ortega Portillo)


MEMORIAS DE UN GUERRILLERO DE LA REPUBLIQUETA DE AYOPAYA


Quise descansar en paz por toda la eternidad después de haber peleado contra los odiados cachupines (españoles) durante 15 años; pero sobre la tierra de mi sagrada tumba creo oír voces discordantes entre mis compatriotas, y cambiando mi espada por la pluma arremeto contra la fratricida desunión para mantener, por entre todos los peligros, la unidad de Bolivia.

Yo, el guerrillero de las montañas que logró sobrevivir a la guerra de la independencia, presenció la primera Asamblea Constituyente y sufrió por las peleas internas de la época Republicana, me veo obligado a recordarles cómo fue la Constituyente de 1825, para no olvidar de dónde venimos y así avizorar mejor nuestro porvenir. ¡Compatriotas!: soy el espíritu del General José Miguel Lanza Aparicio.


El histórico sábado 6 de agosto

Bolivia, o más bien, la República de Bolívar nació un día claro de agosto por una votación de 45 a 2. Era un día sábado – lo recuerdo bien- la independencia del Alto Perú fue declarada en el salón de asambleas de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, en medio de la alegría, el repique de campanas, artificios de pólvora y los ¡vivas! de la culta Charcas. Solo los indios miraban atónitos el festejo desde las bocacalles lejanas, sin entender claramente qué pasaba.

Pero vayamos al inicio. Al día en que el venezolano Antonio José Francisco de Sucre ingresó al Alto Perú por el Desaguadero. Teniendo muy en cuenta que era un extranjero en estas tierras, decidió llamar a una Asamblea Constituyente para que sean los moradores de esta valerosa tierra los que decidan su futuro.

Es así que un miércoles 9 de febrero de 1825, dictó el decreto convocando a la Asamblea Constituyente que determinaría el futuro de las provincias altas.


Cómo se eligió a los representantes de la Asamblea

El decreto de Antonio José de Sucre incluía el procedimiento electoral para designar a los delegados o diputados que podrían asistir. En ese entonces solo existían 5 provincias, hoy se llamarían departamentos: La Paz, Potosí, Chuquisaca, Cochabamba y Santa Cruz. Estas provincias estaban divididas en “partidos”. Cada “partido” debía elegir un diputado para la Asamblea, de esto se encargaban el Cabildo y los poseedores de propiedades que tenían una renta anual de 300 pesos o más. Los pobres no participaban.

Los requisitos para ser asambleísta eran: no ser menor de 25 años, tener una renta mínima de 800 pesos y haber vivido en el partido o provincia al menos 4 años. Este tipo de elección relativamente sencilla fue complicada por los doctores de Charcas, se dice que para eliminar a los delegados de las clases populares.

La nueva forma de elección decidió que los delegados de partido podían ser de uno a tres, según la “importancia de la provincia”. Con la nueva propuesta electoral, probablemente elaborada por el Dr. Casimiro Olañeta, sobrino del General español Pedro Olañeta, la elección de los delegados a la Asamblea se volvió más compleja e indirecta, es decir, que se votaba varias veces.

En las elecciones primarias, llamadas parroquiales, los vecinos con cierto patrimonio se reunían para elegir 4 personas (electores) quienes debían ir a la capital del partido (cantón) y de entre ellos elegir otros delegados que competirían en nuevas elecciones esta vez en la capital de la provincia, una especie de eliminatoria de candidatos. Entre todos los electores elegirían - valga la redundancia- al número de diputados asignados de cada departamento, todo se hacía en 3 fases: elección en la parroquia, en el partido y en la provincia. No se sabe con exactitud si todos los diputados que asistieron a la Asamblea Constituyente fueron elegidos limpiamente, solo sé que hubo líos en La Paz por supuestos fraudes.


La Asamblea Constituyente de 1825 debía ser en oruro

En principio, la Asamblea debía deliberar en Oruro, el 29 de abril de 1825, pero no se pudo porque antes el General Simón Bolívar quería aclarar los derechos de Argentina y Perú sobre el Alto Perú para evitarse problemas, además Potosí estaba hasta primeros días de abril todavía en manos del español Pedro Olañeta. La asamblea fue pospuesta varias veces; hasta que el 3 de junio, Sucre abandonó la idea de hacer el magno acto en Oruro, porque además muchos delegados electos protestaron por la altura y el frío de la tierra de Sebastián Pagador.

La Asamblea largamente esperada fue abierta el 10 de julio en la capital de la vieja Audiencia de Charcas, donde en 1809 empezó la revolución americana. Pero estos asambleístas eran diferentes a los de la generación de 1809, que en su mayoría eran idealistas y comprometidos con la causa libertaria.

En la inauguración estuvieron 39 delegados, faltaron 9. En honor a la verdad, debo informar que de los 48 asambleístas elegidos, solo 2 tenían la distinción de ser veteranos de guerra: el valiente José Miguel Ballivián y yo: su servidor José Miguel Lanza. El resto eran “señoritos realistas” de San Francisco (al menos 30 de los 48) que nunca habían agarrado un fusil y menos un arado. Eran pro españoles, que al ver su causa perdida se volvieron patriotas para adueñarse de toda la nueva República.


¿La Republica debía ser libre o no?

El 18 de julio el Dr. Mariano Serrano inició el debate central diciendo que el Alto Perú debía independizarse y ser libre, pues las provincias bajas argentinas estaban en caos y anarquía, lo que no era un buen ejemplo a seguir. Se refirió también a que el Alto Perú debía ser una especie de balance político entre Argentina y el Perú, porque unirse a uno de ellos significaría hacer crecer a uno en perjuicio del otro, lo que en el futuro podría traer problemas; pero si se daba el caso de anexarse a alguien, Serrano votaba por unirse a la Argentina. (Serrano vivió muchos años en la Argentina y participó en la firma de su Acta de Independencia).

Luego habló el Dr. Casimiro Olañeta y se pronunció a favor de la separación, porque creía que este territorio tenía condiciones económicas y hombres aptos para su administración, aseveró que la Argentina abandonó al Alto Perú y ésta tuvo que libertarse sola. El 21 de julio, Mariano Serrano, dijo que el Alto Perú “debía apartarse de las Provincias Unidas (Argentina) con un espíritu de fraternidad, igual que dos hermanos que se apartan de la casa de sus padres”.

Luego, el delegado por La Paz, Eusebio Gutiérrez, pidió la palabra, dijo que debíamos unirnos al Perú, pensaba que las provincias altoperuanas carecían de “virtudes políticas, verdadero patriotismo, espíritu cívico y elementos de seguridad necesarios”, para ser una nación independiente. Después agregó que la capital de los perús debía estar en Arequipa o Cuzco pues Lima estaba muy lejos. Pero antes de la decisión de la separación o no, decidieron seguir esperando a los diputados por Santa Cruz.

Los guerrilleros no pudimos hablar

Como la mayoría de nosotros quería la emancipación, se decidió formar una comisión para redactar la Declaración de la Independencia, los designados fueron: Serrano, Olañeta, Urcullo y Dalence (de Chuquisaca), Mariano Centeno (de Cochabamba), José María Mendizábal y José María de Asín (de La Paz). Lamentablemente, los 2 únicos veteranos de guerra: Ballivián y yo, nunca pudimos hablar en el pleno.

El 3 de agosto, en la décima sesión de la asamblea, la comisión terminó de redactar la Declaración de la Independencia. El 3 y 4 de agosto se trató secretamente cómo entrar en negociaciones con Simón Bolívar, para que permita la independencia de la nueva República, se decidió formar una comisión para que vaya a pedir al Libertador que apruebe la separación. José María Mendizábal, el vicepresidente de la Asamblea, pidió que se llame el país “Bolívar”, para estimular el ego del Libertador.


El momento clave de la votación

El momento culminante de la Asamblea, fue cuando se debía votar por la separación o por la unión con otras repúblicas. Mariano Serrano dijo que como él había participado de los debates, alguien más neutral debía ser el nuevo Presidente, en ese histórico momento; no sé si por honor o por evitar que yo votara, me eligieron a mí, el veterano de la guerrilla. Con voz militar, como en mis viejos tiempos anuncie la primera votación: “¿Los departamentos del Alto Perú se unirían a las Provincias Unidas? Uno por uno, cada uno de los 47 diputados anunció su voto de NO, todo fue unánime.

Luego pregunte si las provincias se unirían a las provincias del Bajo Perú. El NO dominaba en la votación, pero el paceño Eusebio Gutiérrez, dijo SI, acabando así el ideal de que la independencia sea un deseo unánime. El vicepresidente de la Asamblea, Mendizábal, quien favoreció al principio la unión con el Perú, esta vez dijo NO. Otro paceño, Juan Manuel Velarde, dijo que el Alto Perú SI debía unirse al Bajo Perú, todo terminó con 45 votos negativos contra 2 positivos.

El gran momento llegó cuando anuncié la tercera proposición de “Si los departamentos del Alto Perú declárense a si mismos un Estado soberano e independiente de otras naciones en el viejo y el nuevo mundo”. Por una votación de 45 a 2 la independencia del Alto Perú fue declara el sábado 6 de agosto de 1825.

A excepción de mí que siempre odié a los españoles (ejecutaron a mis 2 hermanos mayores en La Paz), la mayor parte de los asambleístas antes de ser patriotas fueron defensores del Rey de España. Solo querían la Independencia para hacerse dueños de las tierras y de los indígenas que en ella trabajaban prácticamente gratis.

El día en que nació el país, recuerdo vagamente que hubo un momento de regocijo y aplausos, después el Secretario Moscoso corrió a la tribuna y leyó el Acta de la Independencia: “Lanzándose furioso el león de Iberia desde las columnas de Hércules hasta los imperios de Moctezuma y de Atahuallpa…”, y bla, bla. No se delineó un plan futuro ni proyectos.

El documento fue firmado por los 48 diputados, hasta por los que no querían la separación. Poco después bautizamos a la República como Bolívar, que luego derivó en Bolivia. El 6 de octubre disolvimos la Asamblea Constituyente.

Han pasado 195 años desde ese memorable día. Mis malparados huesos se retuercen solo de pensar en hondas discrepancias entre bolivianos, y de saber que un grupo de origen oligarca propició un golpe de estado para enajenar nuestros recursos naturales para su beneficio de clase e intereses foráneos.

Yo les pido que si quieren honrar la memoria de quienes dimos la vida por el surgimiento de este país, no olviden el pedido del Mariscal Sucre: de conservar por entre todos los peligros, la independencia – y unidad- de Bolivia. Vendrán mejores días.


NOTAS

El general José Miguel Lanza fue uno de los 2 patriotas que sobrevivió para presenciar la fundación de Bolivia.

Este trozo de historia fue recreado y reconstruido con apoyo bibliográfico de los historiadores: Alcides Arguedas y Charles W. Arnade.

453 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page