En Bolivia tenemos maíces y papas de varios colores y sabores. Esta riqueza diversa corre el riesgo de ser reemplazada por productos de laboratorio. Hay preocupación en varios sectores sociales del país, porque el régimen de Añez bendice y aprueba “de facto” la intromisión del cultivo de alimentos transgénicos en Bolivia.
El jueves ocurrió algo temido por los medioambientalistas, ecologistas y pequeños productores agrícolas del país. El Decreto supremo 4232 permite al Comité de Bioseguridad establecer procedimientos abreviados para realizar ensayos de semillas transgénicas de maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya. La producción con semilla genéticamente modificada (OGM), conocida como transgénico, será destinada al abastecimiento del consumo interno y las exportaciones. A la fecha, en el país solo se trabaja con un producto (soya), resistente al glifosato (un herbicida).
AGROINDUSTRIALES CONTENTOS
Marcelo Pantoja, presidente de la Asociación de Productores de Oleginosas y Trigo (Anapo), dijo que no entienden cómo se demoró tanto la norma, pero destaca que se haya tomado la decisión pensando en el país. "Es un acierto, la mejor noticia en el campo en los últimos 14 años, genera un cambio radical, con tecnología de punta, la misma que se utiliza en Argentina, EE.UU., Paraguay", resaltó el dirigente. Se podrá trabajar en un ambiente global y en el caso de Bolivia, generará más empleos, mejorará la productividad, y se tendrán excedentes exportables con el propósito de que el país pueda seguir creciendo, según Pantoja.
Isidoro Barrientos, dirigente de la Cámara de Pequeños Productores, destacó el decreto que permite los ensayos con semillas genéticamente modificadas, pero pidió un auxilio inmediato al sector porque los resultados de la biotecnología no serán para esta campaña, sino para 2021 o 2022. "Se deben hacer los ensayos, pero mientras, necesitamos reprogramación de créditos, las casas comerciales ya están presionando y la banca exigirá el pago desde junio", agregó, sin mencionar los grandes riesgos que para su sector observan los ambientalistas.
LOS TRANSGÉNICOS VULNERAN LA CPE
La producción de transgénicos en Bolivia vulnera la Constitución Política del Estado, manifiesta el abogado Manuel Menacho, de la Plataforma Bolivia Libre de Transgénicos. Argumentó que la Ley 300 de la Madre Tierra establece en su Artículo 24 que el Gobierno debe desarrollar acciones de protección del patrimonio genético de la agro biodiversidad. “La norma señala que esta acción debe realizarse a través de la prohibición de la introducción, producción, uso, liberación y comercialización de semillas transgénicas”, sostuvo.
En el artículo 255 de la Constitución Política del Estado se precisa la prohibición de importación, producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y elementos tóxicos que dañen la salud y el medio ambiente.
LOS DEFENSORES DE LOS TRANSGÉNICOS
Uno de los férreos defensores de los transgénicos es el flamante ministro de Desarrollo Productivo, Óscar Ortiz, para quien el uso de semillas transgénicas permitirá fomentar mayor productividad para fortalecer la seguridad alimentaria boliviana y generará mayores ingresos en las exportaciones. "Esto creo que puede ser una respuesta también importante para que se pueda fomentar mayor productividad para que se pueda se pueda fortalecer la seguridad alimentaria boliviana y generar mayores ingresos en las exportaciones", sostuvo la autoridad.
De acuerdo a los agroindustriales a los que Ortiz representa, el uso de especies transgénicas en la agricultura no sólo aumenta la productividad promedio al minimizar las plagas de insectos y maleza, sino que también hace un uso más racional de los agroquímicos, reduciendo los costos económicos, sanitarios y ambientales asociados.
Los cultivos transgénicos también presentan mayor resistencia a climas adversos y crecen en tierra seca y salina, lo cual podría representar una solución al problema de reducción en las cosechas. Los transgénicos serán importantes a la hora de producir mayor alimento para la gente en un contexto mundial de calentamiento global, escasez de agua, desertificación de tierras cultivables, pandemia mundial, etc.
LOS CRÍTICOS
Desde el punto de vista ético, los pequeños agricultores se ven perjudicados porque las patentes de las semillas modificadas están en manos de unas pocas multinacionales. Ellas controlan los precios y son demasiado caras para que los campos de tamaño medio o pequeño resulten rentables.
Según los grupos ambientalistas, la medida gubernamental "atenta" contra las 77 variedades de maíz que posee el país y que son base de la seguridad alimentaria de los bolivianos. Al promover un solo cultivo, la variedad de semillas que no sean requeridas por el mercado tenderán a desaparecer.
El uso de semillas transgénicas no supone disminución del hambre. Bolivia actualmente se encuentra entre los 5 países con índices más altos de sub alimentación de Latino América. Sin embargo ocupa el puesto número 11 en volúmenes de producción mundial de soya.
El uso de transgénicos en Bolivia no supone la soberanía alimentaria, ya que el país todavía importa alimentos en un valor de 359 millones de dólares. Se importaron: Manzanas: 22 mil toneladas, arroz: 11 mil toneladas, almidón de maíz: 3 mil toneladas, papa: 2500 toneladas, almendras con cáscara, leche evaporada, frutas frescas, tomates y lentejas.
La plantación de productos transgénicos en el país está suponiendo un aumento en la deforestación nacional. Bolivia ya se encuentra entre los 6 países con mayores tasas de deforestación del mundo, que entre el 2000 y 2012, ha deforestado una área de 2.986.700 de hectáreas de bosques. La deforestación supone un impacto directo al cambio climático.
¿QUÉ ES UN TRANSGÉNICO?
Un transgénico (organismo genéticamente modificado – OGM) es un ser vivo creado artificialmente a través de una técnica que permite insertar genes de virus, bacterias, vegetales, animales e incluso de humanos a una planta o a un animal. Por ejemplo, los biotecnólogos pueden tomar el gen de una bacteria e insertarla en el maíz. Así crean un maíz resistente a ciertas plagas o determinados herbicidas que son prodcidos por la misma empresa que produce la semilla del maíz transgénicos.
El objetivo de la biotecnología aplicada a la agricultura es controlar la producción de alimentos, con el fin de lograr mayores ganancias para empresas como Bayer-Monsanto, Syngenta, DuPont-Pioneer y Dow AgroSciences. Al desarrollar estos organismos tratan de dominar los granos básicos que alimentan a la humanidad: maíz, soja, canola, algodón, sorgo, arroz y trigo.
QUÉ DICE LA FAO DE LOS TRANSGÉNICOS
La FAO es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Ésta estima que por efecto del cambio climático, para el 2050 la tierra será más infértil y por tanto se producirá menos alimento. Por ello creen que si son bien usada la biotecnología (transgénicos) ayudará a aliviar el hambre en el mundo. Sin embargo, la FAO señala que hasta ahora esta biotecnología no ha beneficiado lo suficiente a los pequeños agricultores, productores y consumidores, por lo que recomienda que el desarrollo de las biotecnologías agrícolas apoye más a aquellos. La FAO no se anima a decir directamente que los transgénicos solo favorecen a empresas multinacionales y su afán de lucro con la alimentación de la gente.
¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS?
Las grandes empresas transnacionales del sector agroalimentario: Monsanto, Syngenta o Bayer. Éstas recurren a todo tipo de estrategias para introducir sus productos e incrementar sus beneficios económicos. Sin embargo, la fuerte contestación ciudadana, especialmente en Europa, ha conseguido que grandes corporaciones, como BASF, anuncien su retirada del mercado de los cultivos transgénicos en Europa. Pero… ¿Qué ocurre en países tercermundistas como Bolivia?
El porcentaje de sembradíos transgénicos crece más en países pobres donde la legislación es menos estricta, faltan regulaciones, hay líderes empresariales y políticos aliados a los intereses económicos de las trasnacionales y es más fácil que los dirigentes acepten las condiciones de las empresas.
El ISAAA (Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas) ha publicado el informe sobre el crecimiento de los cultivos transgénicos en el mundo 2018, y en este documento se destaca que 26 países han cultivado más de 191 millones de hectáreas de productos modificados genéticamente. Los grandes sembradores de transgénicos son: EE.UU., China, India, Brasil, Argentina, Paraguay, en Bolivia también se produce soya transgénica en menor proporción.
EL TEMIDO VENENO
El glifosato y el glufosinato de amonio son herbicidas que se usan para el control de la maleza durante la precosecha de la soya transgénica u otros cultivos. El glifosato ha sido el centro de polémicas entre científicos debido a que hay estudios contradictorios sobre sus posibles efectos cancerígenos. La Universidad Mayor de San Andrés advirtió por medio de un artículo científico que el glifosato incrementa el riesgo de cáncer en un 41%.).
En agosto de 2018, el jardinero estadounidense Dewayne Johnson, enfermó de cáncer, ganó una demanda contra la compañía Monsanto, que fue sancionada por no advertir que el glifosato que contenían sus herbicidas implicaba riesgo cancerígeno.
CEBOLLAS QUE NO HACEN LLORAR Y PAPAS DE LABORATORIO
Ya se ha producido la papa “Innate”, de la empresa “JR Simplot”. Esta papa es resistente a las plagas y con la capacidad de no ennegrecerse si recibe un golpe. Las papas “Amflora” fueron creadas para la industria papelera, por eso tienen más celulosa que las normales.
Las manzanas Arctic Golden y Arctic Granny cuando se las pela no se oscurecen y mantienen “un buen aspecto” durante 17 días. La cebolla “EverMild”, es una creación de Monsanto, produce un sabor suave y no hace llorar. La veterraga “Badger Flame”, fue creada por un profesor de la Universidad de Wisconsin para conseguir que sus hijos se la comieran. Es de color naranja vivo, y más dulce y suave que la convencional. El Tomate Negro, desarrollado por EE.UU. tiene color oscuro gracias al pigmento propio de las bayas moradas y la uva negra con la que se mezcló.
En 2010 empezó a desarrollarse los primeros transgénicos animales. El primero en ser aprobado para el consumo humano en EE.UU. fue un salmón “AquaBounty”, que es capaz de crecer en la mitad de tiempo y durante el invierno gracias al gen de la hormona de crecimiento de otra especie de salmón y al gen "anticongelante" de otra especie de pez.
Que la ciencia no permita que se truequen los mil sabores y olores del mundo por un solo y desabrido gusto, el gusto químico del cartón.
FUENTES:
· http://www.fao.org/biotechnology/es/
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