#Columna | Jiovanny Samanamud
Feliz día a todos los maestros y maestras de Bolivia, aunque lamentablemente, no es el mejor momento no solo por la situación crítica de la pandemia, sino porque una vez más retorna la visión colonial al convertir al maestro en enemigo de la educación, puesto que se asume su condición de “incapaz” al no tomarlo en cuenta en las decisiones importantes. Se lo convierte en un mero “objeto” de política pública, al utilizarlo para justificar normativas sin haber consensuado con ustedes.
Los actuales detentadores del poder en el sistema educativo, pretenden rendir un homenaje con una patética y ridícula normativa de educación virtual, con el desparpajo más grande al igual que el régimen gobernante, aprovechan la coyuntura para enfilar y descargar prejuicios sin ninguna base real.
El actual “ministro” antes de ocupar su cargo, repetía machaconamente que no se podía definir una política educativa sin un diagnóstico, ahora suelto de cuerpo y con la desfachatez más prosaica pretende dar un giro de 180° en la educación. ¡Es la improvisación más grande en la historia de la educación!. Revísese el Decreto mencionado en cuya disposición final señala que esta “genialidad” no implica la erogación de ningún recurso del Estado. (suponemos que Dios proveerá).
Estos batimandíbulas olvidan una lección elemental de las políticas públicas, esto es, que no se puede implementar una norma genérica a una población que tiene como punto de partida grandes desigualdades, sin que implique acrecentar las distancias entre ricos y pobres, campo y ciudad, o entre k’aras e indios, esto es un principio básico del manual de operación de cualquier “soldado raso” de la cooperación internacional.
Sin maestros no puede haber educación, no solo por un tema cognitivo sino por el simple hecho de la humanización que se logra cara a cara. Si bien las actuales circunstancias impiden continuar con este fundamento de la educación, ningún mecanismo virtual lo puede sustituir. Pensar que lo virtual implica en sí mismo un cambio pedagógico o educativo, es no distinguir entre medios y fines.
La educación virtual, en la concepción de las actuales autoridades vuelve a evocar
los estereotipos coloniales que narraban la historia de sumisos indígenas que se inclinaban ante hombres barbudos a caballo que parecían dioses. La ironía de la historia se repite como farsa y ahora los dioses tecnológicos, Microsoft, Cisco, reavivan el complejo de esclavo que
se rinde desenfrenadamente y sin pudor ante espejuelos brillantes.
Los maestros y maestras serán por un largo periodo los agentes más importantes de la educación, toda política incluso bajo las actuales circunstancias, los debe incluir como sujetos. Sabemos de sobra que nadie esta preparado para lo imprevisto y bajo esta premisa se debe procurar una capacitación continua desde los soportes y la experiencia que ya existe desde hace algunos años. Una plataforma virtual e incluso una distribución gratuita de internet, nunca sustituirá el desarrollo de la cultura digital que debe ser fomentada tomando en cuenta las desigualdades, este debe ser el corazón de toda propuesta.
Ante esta coyuntura desventajosa, el mejor homenaje que se les puede rendir a ustedes maestros maestras es de devolverles el protagonismo de su propia trasformación y hoy que se recuerda su insustituible labor; debemos mantener la esperanza de recuperar el legítimo derecho de aportar a la construcción de la educación boliviana pues la historia de Bolivia fue forjada por su silenciosa labor de obreros del espíritu que trabajan en los rincones más recónditos de nuestro país.
Jiovanny Samanamud