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EL CUIDADO COMO ESTRATEGIA: ¿Cómo moverse en el escenario que nos toca en Bolivia hasta septiembre?


La vulnerabilidad es la primera característica de las futuras elecciones en Bolivia. En el país aún existe un sector muy interesado en su fracaso pues, si bien la presión social ha llevado a que el Poder Ejecutivo cedió en la demanda para que éste anuncie la convocatoria, eso no significa que haya una aceptación de su parte y lo que resuena, como eco de vos gubernamental, es la constante de que el “pico” de contagios por la pandemia estará –justamente- en la primera quincena de septiembre (ojo, que cuando se tenía fecha para elecciones en agosto también se dijo que el “pico” estaría en la primera quincena de ese mes) Lograr el fracaso de la jornada electoral se hace, para el gobierno, condición de sobrevivencia y la estrategia para lograr este cometido es la que debe ser reconocida para saber dónde nos estamos moviendo.


En esta línea, se puede identificar dos “cartas” que el gobierno tiene; 1) la pandemia que azota también Bolivia y 2) la violencia que levanta, según ellos, sólo el MAS. El grueso de decisiones gubernamentales puede ser reconocido desde estos factores. En el primer caso (la pandemia) se hace muy evidente que ahora será más intensa la campaña de generación de miedo para producir un ambiente adverso a la jornada electoral misma, cosa que es muy peligroso porque se trata de la generación del boicot vía ausentismo electoral; ¿a quién le conviene ganar por ausencia?, ¿al MAS?. El problema de un triunfo –para cualquier partido- desde el ausentismo, es el vacío de legitimidad, lo cual se traduciría en la extensión de la crisis política (en el contexto actual ningún partido puede ganar por ausencia) y significaría la extensión de la violencia interna, enfrentamientos, etc… Es de lamentar que haya más de un analista que lee la exigencia de elecciones como un mero cálculo de triunfo por parte del MAS. Lo que se debe hacer notar a estos “opinadores” es que la campaña para no ir a votar (incluso para negarse a ser jurados electorales) es algo que aparece como fruto de la postura gubernamental y no como resultado del accionar de un frente político (ojo, que Añez no sólo habló de presión del MAS sino que también nombró literalmente a Mesa) El escenario con la pandemia se lo puede resumir como la disputa entre miedo e indignación. Disputa en la que, a medida que pasa el tiempo, el miedo está dando paso al crecimiento de la indignación.


La otra carta es cargar toda la culpa de la crisis política al MAS y la violencia que éste, según ellos, genera. Acá tienen una primera opción; la jurídica. Aún se está intentando proscribir la participación del partido en las elecciones. Aún ésta es una posibilidad que se baraja como posibilidad real, sin embargo, las consecuencias que de esto se deriva es algo del que parece no tienen mucha conciencia. Sacar al MAS de la contienda significaría sacar al bloque electoral más grande del país. Las y los bolivianos asistiríamos a una contienda en la que se debería elegir entre el frente que está en gobierno (de modo ilegítimo) y sus socios del golpe de noviembre.


Finalmente se tiene como posibilidad (derivada de las acusaciones al MAS) generar el boicot y la violencia el mismo día de la jornada electoral. La quema de recintos electorales, el impedimento de conteo de votos, etc. es una opción que tiene siempre quien se quiere quedar en el poder. Añez podría, en este escenario; 1) afirmarse en el gobierno con apoyo de las FFAA y la Policía (siempre y cuando los sostenga hasta esa fecha como aliados) o 2) podría dejar paso a un nuevo gobierno de transición al que (siempre y cuando no sea con alguien del MAS) daría paso negociando su salida del país al estilo Sánchez de Lozada. Esto dependería de la magnitud de la crisis que, de sobrepasar todo control, podría dar la posibilidad de tener –en un extremo- un gobierno militar que se justifique en la combinación de crisis política que iría magnificando la crisis sanitaria.


Todos estos escenarios, vistos desde el gobierno, tienen un elemento común; la necesidad de provocar una salida violenta que pueda ser capitalizada por ellos, lo cual debe dejarnos una enseñanza; los escenarios de violencia, caos, muerte, etc. dan –en este contexto- margen de acción al régimen que pretende prorrogarse. Esta es la razón por la que la estrategia debe ser la del cuidado. Cuidado sanitario por un lado y cuidado de la jornada misma de las elecciones. Cuidado de la violencia innecesaria que puede poner en riesgo a la misma jornada electoral. Se debe recuperar la iniciativa que, en este caso, es la iniciativa de la preservación de la vida (cuidado significa eso). Algo que Añez dijo, entre líneas, en su mensaje acerca de las elecciones es que no le interesa la salud (cosa que en realidad nunca le interesó). No otra cosa se deduce cuando menciona que; “Evo Morales, Arce y Mesa deben asumir la responsabilidad de la jornada…” es decir, ya no importa mucho que repita –formalmente- que “primero la salud…” cuando en realidad deslinda responsabilidades en cuanto puede (es decir, que no le interesa lo que suceda en esa jornada). Esta es la mejor oportunidad para que desde la misma sociedad nos vayamos organizando a partir de espacios locales para abanderar el cuidado y las soluciones concretas en cada contexto. Esto se hace urgente en salud así como en el tema educación. Las salidas deben comenzar a verse desde la auto-organización que rompa la dinámica individualista que se ha ido potenciando en estos meses (hay una relación muy directa entre individualismo y confinamiento).


El cuidado como estrategia se hace condición para romper con las banderas que sostienen un gobierno que no sólo no es legítimo, sino que está impidiendo al país lograr salir de su situación de bloqueo histórico en el que nos han estancado y donde el gobierno es el primer actor que impide lograr soluciones pertinentes. Quitarle la iniciativa es algo que ya es posible en el contexto que vivimos y es algo central al momento de pensar en preservar la vida. Ya nos han demostrado que esto es algo que no les interesa mucho, pues ya llevan más de treinta muertos a nombre de la paz.

 

Destiempos publica la presente columna de opinión respetando que el autor no quiere hacer público su nombre por los momentos de persecución política y violación a los derechos humanos que se vive en Bolivia.

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