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“Lucha por la vida”, La nueva bandera del gobierno de Añez

Desde su gestación, la gestión de Jeanine Añez ha estado marcada por la tensión política y social, sobre todo a aspectos relacionados con el manejo de la crisis de salud y la implementación de la cuarentena colectiva en sectores profundamente opositores al gobierno de facto, como el Trópico de Cochabamba y la ciudad de El Alto. Ante esta situación, varios ministros han asumido un rol protagónico en el manejo de los conflictos, destacando entre ellos el ministro Arturo Murillo.


A finales del mes de Marzo, cuando el coronavirus era el único tema en la mente de la mayoría de los bolivianos, el ministro, en sus declaraciones aclara enfáticamente que la prioridad del gobierno es “cuidar la vida de los bolivianos”, y añade que “lo único que nos sirve es salvar vidas” además, de instar a que no se politice la pandemia.


A raíz de la expulsión de los policías de Shinahota, Murillo sugiere que la intencionalidad de los dirigentes cocaleros es generar muertos y provocar a las fuerzas del orden, como lo habrían hecho en Sacaba. Una vez más insiste en que ellos (el gobierno) practican la cultura de la paz y, por tanto, no actuarían con el uso de la fuerza. Como represalia al accionar de estas personas, se suspenden las operaciones de las entidades financieras y, por lo tanto, el pago de los bonos gubernamentales, generando un enorme perjuicio en los sectores más vulnerables.


En este mismo contexto, ante la consulta de un periodista acerca de la posible militarización del lugar, Murillo responde: “Vamos a seguir trabajando en las patrullas conjuntas, los masistas buscan la confrontación. Militares hay en todo el Chapare, policías también, antinarcóticos también, no vamos a ir a la confrontación. No vamos a seguir ese juego, como lo decía el ministro de defensa, somos de la cultura de la vida, no de la cultura de la muerte”, además, cuando le preguntan si se buscaría el dialogo con los dirigentes cocaleros, asegura que es imposible dialogar con sectores que solo buscan la confrontación y que lo más adecuado es resolver la situación por la vía judicial.


Una vez que se negoció con los dirigentes cocaleros, que según Murillo eran intransigentes, se autorizó el retorno de la policía al trópico de Cochabamba y, simultáneamente, se iniciaron operativos antinarcóticos, este declara que el objetivo primordial es arrinconar a los narcotraficantes, para que la sociedad boliviana no sea “como la que hay en México, como la que hay en Sinaloa, como la ha habido en Colombia en su momento”, para lo cual se intensificaran las operaciones policiales, y declara textualmente: “Yo he hablado con el ministro de defensa y le he dicho que si hubiera una arremetida más fuerte, que metamos aviones de guerra al Chapare y no permitamos que estas zonas sean tomadas por el narcotráfico, con nosotros no se juega, estamos para eliminar al narcotráfico y al coronavirus, esa es la prioridad”



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