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No hay democracia sin libertad de expresión

Han pasado cinco días desde que el periodista Junior Arias, de la Red Gigavisión, tras una investigación periodística reveló documentación que compromete a altos funcionarios del Ministerio de Gobierno con actos de corrupción por sobre precio. Aún más grave, en medio del supuesto tráfico de influencias para la compra de agentes químicos de represión que denunció el comunicador, aparece el nombre de Luis Berkman, acusado por la justicia boliviana el año 2011 de tráfico de armas y cohecho, pero además sería amigo cercano del Ministro Arturo Murillo.


La respuesta del Gobierno ante las acusaciones fue escueta pero contundente para sus fines. Horas después de la revelación, el ministerio cuestionado sacó un comunicado en el que negaba las acusaciones sin brindar más detalles, pero dejaba en claro su intención de hacer retroceder sobre sus pasos al periodista denunciante. Además de los errores de sintaxis en su redacción, el comunicado llama la atención por su contundente mensaje final: “no vamos a descansar hasta que el señor Arias rectifique y restaure la dignidad e imagen de las personas dañadas”.


El mensaje es tajante: acallar a cualquier periodista que intente poner en apuros al Gobierno, poniendo como ejemplo de las posibles consecuencias al periodista de Gigavisión. Si bien varios diarios del país calificaron el caso de la compra de gases lacrimógenos con sobreprecio como “...aún más grave que el caso respiradores”, la repercusión mediática ha sido cuando menos escasa comparada con el “caso respiradores”. Mientras tanto, ni el Gobierno ni los directamente implicados se han tomado la molestia de salir a desmentir las acusaciones, esperando que el caso se diluya entre el temor y las amenazas.


Finalmente, al mediodía del pasado miércoles, Junior Arias, anunciaba su retiro temporal de la actividad periodística, arguyendo no contar con las garantías necesarias para continuar ejerciendo. Ya en días pasados, había denunciado que estaba siendo vigilado y amedrentado por supuestos enviados del Gobierno.


Desde este medio de comunicación expresamos nuestra total solidaridad con el colega Junior Arias y exhortamos al gremio periodístico a manifestarse en contra de este claro atentado contra la libertad de expresión.


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